Agosto, 40 grados, calle Arroyo del Monte en Madrid. Amplia avenida de seis carriles, con bulevar central perimetrado por setos a ambos lados que incluye carril bici diferenciado y perfectamente señalizado.
Paralelamente, A escasos 80 metros los ciclistas disponen de otro carril exclusivo para bicicletas que transcurre por el parque adyacente.
El perfil del ciclista accidentado es bastante común: Unos 60 años, obeso, sudoroso, circulando entre coches, que pedalea lentamente ascendiendo por la suave pendiente que presenta la calzada.
Lejos de utilizar los carriles bici señalados, el ciclista, utiliza la amplia avenida como velódromo particular cruzando los carriles de la enorme rotonda a su mejor criterio y saltándose, de paso, todas las normas de tráfico existentes.
El ciclista no tiene matricula, no dispone de intermitente, no necesita seguro, no necesita carnet de conducir, de manera que lo extraño sería que no terminara provocando un accidente en el que, además, dada la fragilidad y lentitud de su vehículo de dos ruedas él mismo resultará siempre peor parado.
¿Porqué no se sanciona a los ciclistas que incumplen sistemáticamente las normas de tráfico?
Los ciclistas demandan continuamente más carriles bici para después no hacer uso de ellos. Su falta de respeto por las normas de tráfico es continuo en carretera y en las ciudades. Basta observar cómo se saltan los discos, como no respetan los pasos de cebra, como se suben a las aceras y como ponen en peligro y abroncan a los peatones.
Sin embargo este comportamiento, que pide a gritos la intervención de las autoridades de tráfico, parece pasar desapercibido para quienes tienen la obligación de hacer cumplir la ley de la misma manera y con la misma contundencia que se exige al resto de usuarios de las vías públicas.
Parece que a los ayuntamientos solo les interesa construir más y más carriles bici para acceder a los fondos europeos. Se usen o no posteriormente importa poco, el asunto es cumplir con los objetivos de descarbonización y movilidad urbana, que incluyen la construcción de 1.000 nuevos kilómetros de carriles para bicicletas y recoger su parte del “pastel”, en este caso de los 1.500 millones que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana dedicará a movilidad ciclista y peatonal.
Como se puede apreciar en las imágenes, mientras se atendía al ciclista accidentado y en presencia de los agentes de movilidad urbana, otros ciclistas circulaban impunemente por el interior de la rotonda, por los carriles de la avenida, incluso por la acera acotada exclusivamente a peatones incumpliendo todo lo legislado para el uso en vías públicas.
Información de. Pepe Martínez (Gaceta del Motor)