Los negocios de Ibiza alertan de una importante pérdida de clientes

Escrito el 16/08/2025
APEI Informadores


Ibiza se encuentra en un momento peculiar esta temporada. En el pueblo de San Josep, sus negocios locales perciben un ambiente diferente. Las calles están más tranquilas, las terrazas no lucen tan llenas como en años anteriores y las tiendas, que tradicionalmente estaban llenas de turistas, reciben ahora visitantes menos constantes y con una actitud más cautelosa.

La propietaria de la tienda Cactus Ibiza, de moda y accesorios, que lleva 25 años abierta, describe la situación con extrañeza. «Abrimos desde marzo, y aunque al principio la temporada arrancó bien, en cuanto han llegado los meses fuertes de verano el ritmo ha bajado. Nos salva la clientela local, pero la clase media que solía venir a Sant Josep cada verano prácticamente ha desaparecido».

Recuerda también que hace años un comerciante local decía que junio siempre es un poco peor que julio, y que el día que julio fuese mal, sería el verdadero problema. Este año, sin embargo, esa predicción parece cumplirse.

Destino poco accesible. Esta percepción se repite entre muchos comerciantes. Según ellos, Ibiza está dejando de ser un destino accesible para la clase media y se está transformando en un lugar exclusivo para un turismo de alto poder adquisitivo. «Ibiza está cara, muy cara», dice otra comerciante. «Los precios de las casas, los hoteles y los restaurantes no paran de subir. Esto hace que la gente que antes venía una semana ahora solo pueda permitirse dos o tres días», añade.



Desde una tienda de souvenirs, la realidad es similar. «Abril y mayo fueron buenos meses, incluso mejor que el año pasado, pero ahora, en plena temporada, notamos un bajón claro. La segunda quincena de julio está siendo floja», comentan.


La clase media que solía venir cada verano prácticamente ha desaparecido

El perfil del turista también ha cambiado. Los visitantes que ahora dominan la isla son en su mayoría de villas de lujo, un público que tiende a gastar en ocio exclusivo y menos en los comercios del pueblo. «Vienen a comprar al súper, a tomar un café, pero no es el mismo tipo de turismo que veíamos hace años», apunta un comerciante. En términos generales, la facturación de muchos establecimientos ha caído alrededor de un 40 % en comparación con el año pasado.

Un dato que impacta a muchos es el precio desorbitado del alquiler vacacional. «Conozco casas de tres habitaciones que están cobrando 10.000 euros la semana. Eso no está al alcance de la mayoría», comenta el comerciante, «y esto cambia totalmente el tipo de turismo que viene».

Además, algunos observan que la masificación y los precios elevados han llevado a que ciertos turistas opten por ausentarse en los meses más concurridos. «Hay gente que tiene casas en la isla y que prefiere marcharse en agosto porque no pueden disfrutar tranquilamente. Vuelven en septiembre o en octubre, cuando todo está más calmado. Y mientras tanto alquilan sus casas» explican.

Otro fenómeno que preocupa a los comerciantes es el impacto del turismo nocturno. «Se gastan mucho dinero en discotecas, en fines de semana que cuestan cientos de euros y que, por supuesto, no gastan en otros comercios» lamentan.



Contratación de personal. La temporada no solo afecta a las ventas, sino también a la contratación de personal. En locales como Can Bernat Vinya, la dueña explica que no solo es complicado encontrar trabajadores, sino que hay mucha movilidad entre ellos. «Si otro local les ofrece un poco más de dinero, se van. Es un ir y venir constante». Además, los altos alquileres hacen que prácticamente todo el sueldo de los trabajadores se vaya en pagar un lugar donde vivir, lo que dificulta aún más la retención.

En bares como Can Llorenç, la situación es similar. «Contratamos principalmente a universitarios que buscan empleo durante los meses de verano, pero, aun así, este año desde el inicio hemos tenido que reducir la plantilla respecto a otras temporadas» confiesa la dueña.

Ibiza, que durante décadas fue un destino para todo tipo de visitantes, se enfrenta ahora al desafío de encontrar el equilibrio entre mantener su prestigio como destino y no perder el pulso de la economía local ni la esencia de la isla.


Información de: Naroa Sánchez (Periódico de Ibiza)